Artículo escrito por: Bióloga Leticia Alba Quiroz 

La Fecundación In-Vitro es un proceso que principalmente se destina a parejas con problemas de infertilidad, a través de la manipulación de gametos (óvulos fecundados por espermatozoides) en un medio artificial, de laboratorio. 

Al cabo de unos días, el resultado de la unión de esos gametos es transferido al útero de la madre para que, finalmente, continúe su desarrollo hasta dar a luz a un bebé.

Por lo cual, el proceso de FIV pareciera no presentar grandes dificultades. Sin embargo, uno de los aspectos que se intentan mejorar tiene que ver con las dificultades para saber a ciencia cierta cuáles embriones serán los más aptos para implantarse.

Cuando la transferencia se realiza en día tres de desarrollo suelen elegirse entre dos o tres de ellos, de acuerdo a su morfología.

El cultivo prolongado de los embriones durante los cinco días siguientes a la fecundación permite realizar una mejor selección sobre los embriones que posteriormente se van a transferir al útero. Esto es así, porque algunos embriones bloquean su división al tercer día de desarrollo.

Con el cultivo prolongado aseguramos que los embriones transferidos hayan superado este bloqueo, favoreciendo la tasa de implantación del embrión y, por ende, la tasa de gestación en los procedimientos de Fecundación InVitro, además de permitir la transferencia electiva de un único embrión en casos específicos o de alto riesgo.

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